Nuestra forma de vida está en un cruce de caminos, la energía tal y como la conocemos hoy está irremediablemente abocada a su extinción. Los métodos, técnicas constructivas y de consumo están anticuados y nuevas fuentes de energía se están abriendo paso a través de una nueva era energética.
Las auditorías energéticas son el vehículo que permiten acercarnos a la nueva forma de ver la energía y su aplicación en el día a día, proporcionándonos por un lado un perfecto conocimiento de las técnicas constructivas y tecnologías empleadas en la era decadente del carbono; y por otro, tendiéndonos un puente hacia el futuro de la sostenibilidad y la armonía con nuestro entorno a través del empleo de las nuevas tecnologías.
Hace ya algunos años que la energía procedente del petróleo tocó su cenit en la curva de la campana de Hubert, es decir, la curva descendente nos indica que desde hace ya varias décadas demandamos más petróleo del que extraemos. Si sumamos a esta tesitura que el consumo energético en el planeta se ha disparado por la gran demanda de países que crecen a un ritmo desenfrenado como India y China, y que los hábitos en el uso eficiente de la energía son de dudosa aplicación, nos encontramos ante lo que podríamos denominar como “Colapso Energético”.
Hoy en día nos hallamos en el comienzo de una nueva era donde la convergencia de las tecnologías de la comunicación (internet) y las de un régimen energético novedoso determinarán el futuro a largo plazo de la humanidad. El poder lateral está transformando las reglas de juego, como ejemplo pondremos lo ocurrido en el mundo discográfico, donde las grandes compañías no supieron valorar la importancia de la repercusión que ejercerían millones de usuarios intercambiándose música gratuitamente, o lo ocurrido con la fotografía digital y la reciente quiebra de Kodak, o la migración de las enciclopedias hacia sistemas como Wikipedia, los periódicos on-line, o los millones de bytes de información que diariamente se producen en el mundo cibernético. Hoy se estima que cada 18 meses se duplica la capacidad de conocimiento que hay en el mundo, por tanto el subestimar las convergencias de las nuevas tecnologías es al menos peligroso. Tenemos que aceptar y homogeneizar el cambio a través de las herramientas que se nos brindan. A finales del siglo XXI cada hogar será auto-sostenible energéticamente, es decir; producirá de forma autónoma toda la energía necesaria para su funcionamiento y a la época actual se nos conocerá como “LA ERA DEL CARBONO”.
Actualmente estamos sufriendo una crisis económica mundial provocada, según dicen, por crisis de liquidez. Crisis que se acentúa si tenemos en cuenta el alza en el precio del crudo por no haber suficiente producción para la demanda existente y por tanto hay que pagar mucho más para obtener lo mismo, por lo que nos encontramos irremediablemente justo en la transición de la producción industrial de la era pos-carbono hacia nuevas fuentes energéticas. Esta transición será lenta, tienen que adaptarse los nuevos agentes en juego y las nuevas fuerzas laterales, que serán las que junto al poder colaborativo y distribuido de la tecnología, convertirán las relaciones institucionales en distribución horizontal y no vertical como ha ocurrido en el siglo XX.
Para amortiguar el “colapso energético” y esperar hasta que se produzcan los pasos necesarios en la transformación energética fundamentados en 1- Adopción de las energías alternativas, 2- Transformación de edificios, 3- Adopción de sistemas de almacenaje eléctrico, 4- Globalización y distribución energética al igual que Internet, 5- Realidad del coche eléctrico y 6- Producción de las empresas eléctricas.
Las Auditorías Energéticas pretenden racionalizar el uso de la energía hasta que la transición a las nuevas fuentes de energías sea un hecho. Por tanto, podemos decir que su misión es promover la eficiencia mediante un análisis de las necesidades energéticas del entorno auditado, integrando equipos y sistemas para proponer soluciones de mejora de ahorro energético e incorporando nuevas tecnologías que sean viables técnica y económicamente.
La auditoría abarca la toma de datos de las instalaciones consumidoras de energía en los edificios, el análisis de las mismas y la elaboración de recomendaciones bajo criterios de eficiencia y respeto al medio ambiente.
Las auditorías tienen que:
· Diseñar la gestión energética del site.
· Formar en los hábitos de consumo.
· Informar de la implementación de las medidas de ahorro propuestas.
En definitiva son una herramienta que permite conocer con exactitud la trazabilidad de la energía con el producto elaborado y la instalación, además de promover cambios con las nuevas tecnologías existentes y en los hábitos de consumo del personal adyacente, provocando en conjunto una disminución del consumo energético y fomentando si es posible el uso de energías alternativas.
Actualmente son numerosas las empresas que se dedican a realizar auditorías energéticas, pero son pocas las que cuentan con profesionales y medios materiales preparados para identificar y proponer las mejoras necesarias en cada caso. Para realizar una auditoría energética deben tenerse en cuenta varios aspectos:
1. El auditor energético es un profesional con una formación amplia en diferentes campos. Deberá poseer conocimientos en cálculos técnicos y económicos, así como la capacidad de realizar o dirigir las mediciones necesarias en los puntos previamente identificados como críticos.
2. Los medios materiales para realizar las auditorías son imprescindibles, tanto para realizarla como para que sea creíble .Dispositivos como las cámaras termográficas, analizadores tanto de combustión como de electricidad, medidores, luxómetros, caudalímetros, pirómetros ópticos, etc.; deben de estar perfectamente calibrados y certificados con sus correspondientes homologaciones de fabricante y con sus revisiones periódicas realizadas.
3. El informe final debe ser retornado en medidas económicas mediante la aplicación de las medidas establecidas en la auditoría. En la actualidad existen programas como el CALENER que dispensan en diferentes unidades de medida la información final, previa introducción de numerosos parámetros que guían al auditor en su minucioso trabajo de identificación y selección de técnicas de eficiencia. Es importante tener en cuenta datos como la inversión, la disminución anual de costes energéticos, ahorro económico anual, periodo de amortización bruta, etc.
Las empresas ESE (Empresa de Servicios Energéticos), serán un instrumento imprescindible en Europa para la migración hacia entornos energéticos más eficaces, como lo fueron también en EE.UU a finales del siglo XX, ya que las operaciones llevadas a retornos de la inversión mediante la cuantificación de ahorros, es un estándar de facto para este tipo de empresas que tendrán que arbitrar entre los intereses de fabricantes, proveedores, clientes y financieros como integradores de servicios energéticos.
Los fabricantes tendrán también un papel decisivo en el devenir de las empresas ESE en Europa, no obstante son los que invierten en el I+D+i de sus productos y proporcionarán la garantía y el apoyo necesario para fortalecer el papel inversor de las ESE y garantizar unos retornos de la inversión prolongados en el tiempo lo suficiente como para hacer viable las operaciones. Actualmente existen en España diferentes asociaciones de empresas de servicios energéticos como ANESE, cuya misión consiste en promover e impulsar el sector de los servicios energéticos y de las empresas que lo integran. Colaboran activamente con otras organizaciones como EOI, IDAE, EVO, etc.; en la divulgación del formato empresarial para clientes donde el potencial de ahorro energético en sus instalaciones hace viable la presencia de la fórmula de negocio basado en contratos de servicios energéticos.
Por último, no quería terminar este artículo sin citar tres importantes motivos para la realización de una auditoría energética.
El primero de ellos es la calificación energética del edificio auditado, calificación que es de obligado cumplimiento para los edificios de nueva construcción y pronto para los ya construidos. Esta clasificación nos permite etiquetar el grado de eficiencia del edificio, estando en la “A” los más eficientes y en la “G” los menos eficientes y documentar el consumo estimado de energía y las emisiones de CO2 asociadas al mismo.
El segundo es la ISO 50001, que se desarrolla a petición de la organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (UNIDO), y que pretende ser una norma de calidad en eficiencia energética capaz de luchar contra el cambio climático. Esta norma basa su cumplimiento en el establecimiento de un plan energético, implementación de las medidas auditadas en dicho plan, la monitorización de los beneficios aportados y la revisión de los resultados y aplicación de correcciones.
El tercero, y no por ello menos, importante es el entender las auditorías energéticas como el vehículo necesario para alcanzar la transición en la aplicación de las nuevas tecnologías y la implicación en unos hábitos de consumo eficiente y responsable.
Pedro González González
Director de Innovación